Sobre las Nuevas Constelaciones


Hellinger: Me preguntaron: ¿Qué tal la formación para consteladores? Muchos colaboradores nuestros han hecho una formación para constelar. Yo no hice ninguna. Risas. Y me pregunté repetidamente cuál era el resultado de una formación. Algunas personas me preguntan si pueden empezar a constelar después de una formación. Nunca contesté esas preguntas.

Lo que aquí se pudo dar demuestra que no hay formación, en el sentido de que con un supuesto diploma me he transformado en constelador.

Nada de lo que he hecho aquí con vosotros, puede ser repetido.

La constelación se ha escapado de la formación corriente. No existe una formación, como si esto se pudiera aprender. Crecemos interiormente como consteladores, abarcados por otra fuerza, no por un formador del que hemos aprendido. La constelación pertenece a una dimensión espiritual. Viene de muy lejos, no de la cabeza, ciertamente no. Por lo tanto, la constelación nos muestra qué podemos hacer y qué nos lleva más lejos. No hay meta que tengamos que perseguir sino que, en un instante al otro, estamos guiados hacia otra dimensión.

Al inicio de este curso, os llevé a todos hacia otro nivel, más allá de este mundo. Este mundo en el que vivimos es un mundo limitado. Si nos orientamos hacia este mundo, por ejemplo hacia la ganancia o la pérdida, nos quedamos presos de él. Presos por el dinero, por ejemplo. Es una muy antigua esclavitud, por decirlo así, en la que la humanidad hoy en día aún está completamente atrapada.

Os he llevado a otro ámbito por ahora, porque me siento abarcado por un movimiento que percibo como abierto, sin poder afirmar que esto está bien o esto está mal. En aquellos ámbitos, no existen estas diferencias.

Lo decisivo es: ¿dónde se encuentra el otro mundo? Más allá de éste. Porque este mundo es todavía un mundo de esclavos. Y mucho, en la constelaciones, es una continuación de la esclavitud. Aquel que tiene un certificado de constelador, ¿qué hace con él? Se dirige a la mina y quiere escarbar oro.

En fin, lo dije así no más.

Ahora bien, depende de nosotros que a ese mundo de esclavitud, con el oro y el dinero, lo dejemos detrás de nosotros. Sin embargo, esto no se da por haber aprendido algo, sino porque otra fuerza nos abarca y nos toma de la mano. Esto escapa a nuestro aprendizaje.

De ahí que yo espero al movimiento por el que me siento cogido.

He escrito muchos libros. Sin embargo ese nuevo está más allá de todos ellos.

Y no es posible movernos en esta nueva dirección. No. Mi ocupación principal es: esperar. Horas enteras espero. Cada día. Sin hacer nada. Sólo estoy presente. Entonces, a veces se me indica un camino. Y percibo inmediatamente que sólo es el inicio. Adónde lleva y a qué dimensión lleva está para mí oculto. Y permanece oculto.

Así, os he llevado conmigo a una dimensión muy distinta de las constelaciones familiares tal como las hemos contemplado hasta ahora. Todo lo que se hace al servicio de otro poder no se encuentra aquí, en absoluto.

Finalmente llega una luz, y la luz alumbra ahora, solamente ahora, un paso. Así crecemos en esa otra dimensión, sin poder aprender nada.

Nadie lo puede aprender, yo tampoco. Pero me siento llevado hacia allí. Y éste es un ámbito de paz.

Y cada uno puede seguir trabajando como lo ha hecho hasta ahora. Pero no tiene certificado ninguno. No existe certificado para eso, ningún certificado en el bolsillo que me permita utilizar las constelaciones familiares. No.

Confiamos en otro poder. Este poder tiene tiempo, un tiempo eterno. En este sentido, no hay ganancia. De repente, se puede producir una iluminación, fulminante, para un paso más. Eso es todo.

Bueno, os quería compartir esto para que dejéis de preocuparos. Cualquier preocupación está fuera de sitio. Pero se reciben regalos, desde otro nivel. Y percibimos una bendición, desde esa otra fuerza. Esto sería lo que percibo como futuro.

Hemos tenido ahora ejemplos prácticos, los representantes fueron movidos sin que tuviera yo alguna intención, ni dijera nada. Basta con esperar, respetuosamente esperar.

Cerrad los ojos.

Miramos una situación específica en nuestro trabajo de constelaciones. Sin intención, simplemente dejándonos llevar con amor hacia otra dimensión.